¿Es posible sobreinterpretar una obra literaria? Parte II

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II

Desde el enfoque semiótico Umberto Eco reconoce la existencia de una pluralidad de posibles lecturas:

la tarea de un texto creativo es presentar la contradictoria pluralidad de sus conclusiones, dejando a los lectores la libertad de elegir. En este sentido un texto creativo es siempre una obra abierta. […] acepto la afirmación de que un texto puede tener varios sentidos. Rechazo la afirmación de que un texto puede tener todos los sentidos.

Un texto creativo u obra literaria ofrece respuestas al lector, a la vez que le plantea nuevas preguntas. Una de las observaciones que hace Christine Brooke-Rose en su intervención consiste en que estamos ante una continua reescritura sobre las mismas cuestiones. ¿No es acaso una de las finalidades de la literatura? Imaginamos lo que haya podido ocurrir en el pasado –un pasado tal y como lo conocemos- o lo que puede ocurrir en el futuro. Las preguntas eternas son eternas porque carecen de respuesta, la respuesta reside en la búsqueda, y una de las maneras de realizar esa búsqueda es a través de la literatura, tal y como apunta Hayden White:

Lejos de ser la antítesis de la narrativa histórica, la narrativa ficcional es su complemento y aliado en el esfuerzo humano universal por reflexionar sobre el misterio de la temporalidad. De hecho, la ficción narrativa permite al historiador percibir con claridad el interés metafísico que motiva su tradicional esfuerzo por contar “lo que realmente sucedió” en el pasado en la forma de relato.

Por otra parte, Richard Slotkin está a favor de presentar la historia usando técnicas literarias con el fin de darle vida. White apoya las consideraciones de Slotkin, ya que «[…] por una parte “la escritura de la historia requiere una representación ficticia o imaginaria del pasado” y, por otra, […] “la escritura de la ficción histórica puede ser un valioso complemento para el trabajo de los historiadores en su disciplina”.».  En esta línea podemos considerar la afirmación de Umberto Eco de que la curiosidad es la fuente de todo conocimiento- gracias a Rossetti sabemos con certeza de la ausencia de la temática rosacruz en Dante. La conjetura de Rosseti sería más fructífera si éste negara la hipótesis de partida o empleara la reducción al absurdo, no obstante el resultado de su investigación ejemplifica la importancia de los factores extratextuales.

Como afirma Jonathan Culler, nuestra interpretación no debe de sentirse intimidada por el tendencioso prefijo “sobre-“. A la hora de interpretar un texto literario es necesario tener en cuenta muchos factores extraliterarios, independientemente del enfoque elegido, así como un planteamiento crítico y objetivo. De esta manera, una conjetura –planteada de manera razonada- que prueba lo contrario de la hipótesis inicial es igual de fructífera que la que lo confirma. De la distinción que hace Umberto Eco entre “interpretar un texto” y “usar un texto” se deduce que es el “uso de un texto” que puede llevar a la sobreinterpretación.  En esta línea, y a pesar del intento de desdibujar la diferencia entre “interpretar” y “usar”, Richard Rorty usa la novela de Umberto Eco El péndulo de Foucault para «los propósitos de su razonamiento filosófico o para su propia estrategia retórica». Sin embargo, el hecho de que la novela no haya cumplido con el horizonte de expectativas de Rorty probablemente signifique que su lectura ha sido condicionada desde el principio por haber sido escrita por Eco.

El autor debe ser responsable para con el texto que deja a la posteridad, así como para con el lector. Si la obra literaria cumple con el pacto de ficción, la vivencia de la ficción no se verá amenazada por el hecho de que un lector se planteará preguntas sobre lo que cuenta el narrador. La interpretación, tanto denotativa como connotativa, está influenciada por factores extratextuales particulares para cada lector, y siempre y cuando es razonable y razonada son escasos los motivos para descartarla.