Cuando la realidad supera la ficción: reseña de “Musa”

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Ésta es una historia de amor. Es sobre los buenos viejos tiempos, cuando los hombres eran hombres y las mujeres eran mujeres y los libros eran libros, con las tapas pegadas o incluso cosidas, con cubiertas de papel o de tela, con sobrecubiertas preciosas o no tan preciosas y un maravilloso olor a polvo, a moho; cuando los libros amueblaban muchas habitaciones y su contenido, las palabras mágicas, su poesía y su prosa, eran licores, perfume, sexo y gloria para quienes los amaban.

 Musa (Anagrama, 2016) es una historia sobre las pasiones que levanta la literatura. Jonathan Galassi (Seattle, 1949) nos demuestra que las historias emocionantes no sólo suceden dentro de los volúmenes apilados en las estanterías, sino también momentos antes de que éstas sean conocidas por el público. Y a pesar de que Musa es el debut prosístico del autor, el estadounidense cuenta con una destacada carrera editorial: actualmente dirige y preside Straus and Giroux.

Galassi nos invita a conocer el mundo editorial neoyorquino de finales del siglo XX y principios del XXI. Durante esta época delicada para la industria, un joven llamado Paul Dukach consigue un empleo en Purcell & Stern, una de las más prestigiosas editoriales independientes. Tanto Paul como el editor jefe comparten la obsesión por la poeta Ida Perkins. No obstante, no sólo la producción artística de Perkins acapara la admiración de estos editores: también ansían poder incluir a la poeta en su catálogo, un derecho privilegiado y exclusivo de su competidor, – el editor Sterling Wainwright. Los acontecimientos presentan un giro inesperado para toda la élite editorial neoyorquina cuando el protagonista, Paul Dukach, consigue una entrevista con Ida Perkins en su residencia en Venecia. Después de la reunión, Paul regresa a Nueva York con un manuscrito y una confidencia de la poeta que marcará un antes y un después en el mundo editorial y literario.

En las páginas de Musa el lector encontrará una historia realmente bonita y entrañable, ambientada en una época difícil para la industria editorial. Amores, desamores, engaños y secretos también forman parte de la vida de los editores y de sus autores. La prosa de Galassi es asaz particular: su tono divertido y ameno se retroalimenta con bromas que pueden resultar graciosas a aquellos lectores, que conocen los dramas antioneillianos de April Owens o el papel de los personajes negros en las obras de Jean Genet. Y aquellos de nosotros que no tenemos presente en mente la estatua veneciana de Marino Marini, por cortesía del traductor, a pie de página encontraremos una nota que nos recordará que se trata de una figura con los brazos levantados y el pene erecto.

Desde mi particular punto de vista, se trata de un libro que divide a los lectores en dos bandos: por una parte, están los que entienden las referencias de Galassi y por ende pueden apreciar temas como personalidad del autor como constructo social o la importancia de las influencias literarias. Por otra parte, en el extremo opuesto, se encuentran lectores persuadidos por la opinión de Michiko Kakutani, publicada en The New York Times, que define la novela como “divertida, perspicaz, incisiva” sin sospechar en realidad lo que a la crítica le puede parecer divertido.

En definitiva, resulta un tanto complicado adjudicar a la novela Musa el calificativo de “apta para todos los públicos”. Sin duda la historia narrada y los temas que ataña merece la atención lectora. Y a pesar de que el estilo de Jonathan Galassi sea peculiar, cabe destacar la enorme labor llevada a cabo con mucho éxito del traductor Jaime Zulaika. En lo que a mi ejemplar se refiere, lucirá junto con los volúmenes de teoría y crítica literarias por aquellos autores y teóricos a los que ha sido gratificante evocar, y sobre todo por aquellos que me quedan por conocer.

 

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